domingo, 18 de febrero de 2018

MANUAL DE ESTILO PARA MEDICOS Y ESTUDIANTES DE MEDICINA

ETICA Y REDES SOCIALES


La Medicina evoluciona y con ella, evolucionamos los médicos. Vivimos una etapa de cambios sociales
intensos, con pacientes más informados que nunca y con una interacción médico-paciente que huye de
viejas actitudes paternalistas y que salta más allá de las consultas. Por otro lado, las nuevas tecnologías
acaparan nuestra atención y nos abren un inmenso abanico de posibilidades. Nos comunicamos a
través de teléfono (voz, datos, videoconferencia ..) por Internet y sus distintas posibilidades, en fin con
nuevos sistemas inmediatos, virales y vislumbramos las redes sociales no solo como parte de nuestro
ocio sino como una herramienta médica. Nunca antes había sido tan borrosa la línea entre lo personal y lo profesional. Muchos médicos nos movemos en redes presentándonos como médicos, incluso con las batas blancas, los estetos o la ropa de quirófano.
Estamos ante una situación en la cual el médico fuera de su consulta continúa demostrando de manera
pública a la sociedad su profesión. Esto es algo que apenas habíamos visto hasta ahora.
Mientras trabajamos en el día a día con nuestros pacientes, tenemos muy clara la faceta ética de nuestras acciones y nos guiamos por el Código De ética. Ahora bien, en este nuevo escenario, muchas veces lejos de nuestro lugar de trabajo en tiempo y en espacio, corremos el peligro de ignorar, de manera inocente, las normas más básicas de comportamiento profesional; la confidencialidad es sin
duda la que corre más peligro pero hay otras facetas a cuidar. Si nos presentamos como médicos en redes sociales, no podemos permitir que se diluya esa responsabilidad que es inherente a lo que hacemos.
Los médicos, como cualquier otro ciudadano somos muy libres de utilizar las redes sociales como nos parezca pero si decidimos interactuar o presentarnos como médicos, es importante mantener el mismo rigor científico y la misma actitud ética que en consulta. Recordemos que el Acto Médico va más allá que el mero acto asistencial y el estar fuera de consulta no nos exime de nuestras responsabilidades ni puede poner en tela de juicio nuestro profesionalismo tanto personal, como colectivo.
Con todo esto en mente me parece buen momento para compartir con ustedes este manual de estilo para el médico y el estudiante de medicina en redes sociales. Creemos que el Código de etica necesita, como la Medicina moderna, adaptarse a este nuevo escenario y evolucionar en nuestra interacción social. Este manual confirma una vez mas el compromiso de nuestra profesión con la sociedad a la que presta sus servicios y es un noble ejercicio de autorregulación con el fin de mantener la confianza social.
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LOS MÉDICOS Y LA VISITA MÉDICA

SE NECESITAN DOS PARA UN TANGO
DR. Hugo Alejandro Fiallos.



Lápices, llaveros, relojes y almuerzos gratis. Congresos auspiciados y educación médica comprometida. Regalos de cortesía y vacaciones inasequibles. Líderes de opinión y autores fantasma. Estos son los signos visibles de que médicos y laboratorios se encuentran entrelazados en un abrazo de avaricia y exceso, un abrazo que distorsiona la información médica y la práctica clínica. Un artículo publicado en la revista BMJ identifica 16 formas en las que los médicos se enredan con la industria farmacéutica. Ustedes probablemente pueden identificar más. En ese número se explora el alcance de esta relación, sus efectos sobre la investigación, su influencia en la prescripción y las consecuencias para los pacientes. 
Afortunada, o desafortunadamente para mí, una vez que lo leí, la idea de esta nota empezó a estorbarme en mi pensamiento, y cuando eso ocurre debo drenarla escribiendo o me dolerá la cabeza toda la semana. Mi musa tiene formas muy agresivas de hacerse sentir.
Mi idea al escribir esto es que siento que los médicos, las compañías farmacéuticas y –más importante– los pacientes, todos se beneficiarían de una mayor distancia entre los médicos y las compañías farmacéuticas.
Se necesitan dos, obviamente, para enredarse, y espero que nadie vea esta nota como “anti” industria farmacéutica. No es para nada mi intención acusarlos de cosas feas y los visitadores que me conocen saben de cómo es mi relación con ellos y saben que esta posición no es nada nueva.
Como médico he sido bendecido con la oportunidad de poder compartir mi experiencia con los colegas a través de las reuniones patrocinadas por estas compañías, pero eso no significa que el tema a desarrollar tenga que hacerlo utilizando la información que dicha compañía quiere que se use o nombrar los medicamentos por su nombre comercial. Hay que poner límites, y obviamente eso no te vuelve un expositor muy popular.
Sabemos y estamos de acuerdo en que prácticamente todos los nuevos medicamentos desarrollados en los últimos 60 años –drogas que han transformado la medicina– han sido desarrollados o fabricados por compañías farmacéuticas. 
Los médicos y las compañías farmacéuticas deben trabajar juntos, pero los médicos no necesitan ser banqueteados, transportados lujosamente, alojados en los mejores hoteles, ni educados por las compañías farmacéuticas. ¿Porqué? Porque el resultado es un sesgo en las decisiones tomadas en la atención de pacientes. Las compañías farmacéuticas son empresas que deben comercializar sus productos. A veces tuercen las reglas, pero son los médicos tal vez los más culpables de haber llegado a depender de la generosidad de los laboratorios. ¿Cómo es que hayamos llegado al punto en que los médicos esperan que la información, la investigación, la educación, las organizaciones profesionales y la asistencia a congresos sean suscritos por los laboratorios? ¿Cómo puedo yo esperar calidad si los libros de farmacología, las revistas especializadas y los artículos médicos, sean usados cada vez menos, especialmente por los médicos recién egresados? Tanto los médicos como los laboratorios saben que hay algo malsano en esta relación, pero parecen incapaces de detenerse.
Algunos países y organizaciones profesionales —incluyendo más recientemente la Asociación Médica Mundial— han reconocido los peligros de esta proximidad y han desarrollado códigos de conducta. La propia industria tiene códigos de ética.En Honduras hay una ley que prohíbe la entrega de muestras médicas a los médicos y sin embargo, no es suficiente. ¿Por qué esto no es suficiente? De nuevo, ambas partes son culpables. Los códigos de conducta son mero decorado de vitrinas a menos que sean explícitos y vigorosamente observados. Los vendedores de la industria inevitablemente los ven como el impulso para diseñar campañas cada vez más imaginativas que pongan a prueba los límites de tales códigos. Los médicos, por su parte, demasiado fácilmente se convencen a sí mismos de que su integridad profesional es inmune a la seducción de las compañías farmacéuticas. Demasiados médicos creen que las leyes de la economía pueden romperse y que el almuerzo gratis sí existe. Por desgracia, existe sólo en su imaginación.
Hay una creciente cantidad de evidencia de que las recetas de los médicos se ven influidas por los laboratorios, ya sea a través de las conversaciones con los visitadores médicos o a través de promociones de venta disfrazadas de educación médica. Un grupo de investigadores británicos encontró que los médicos que tienen un contacto frecuente con visitadores médicos están más dispuestos a recetar nuevos medicamentos, no se sienten cómodos con consultas que terminen solamente en consejo, y tienen una probabilidad mayor de acceder a prescribir un medicamento que no está clínicamente indicado. Es difícil no dejarse convencer por una sonrisa cálida, un perfume femenino, y unas piernas cruzadas seductoramente. Además de una comida gratis y un toque de adulación.
Se ha demostrado hasta la saciedad que la información proporcionada a los médicos por las compañías farmacéuticas está sistemáticamente distorsionada. Y cada vez es mayor la cantidad de médicos que utilizan esos “artículos” como sus parámetros de referencia. Ya nadie lee la Goodman & Gilman. 
También hay peligro en las elegantes reimpresiones de artículos de revistas prestigiosas que el visitador médico trae consigo. Como es de esperar, los visitadores no traen reimpresiones que son desfavorables para sus productos.
Las revistas médicas están atrapadas en la disyuntiva entre publicar la investigación más relevante y válida o ser utilizadas como vehículos de propaganda farmacéutica. Si una revista publica un ensayo que favorece al fármaco A sobre el fármaco B, ¿es ésa una decisión científica o es una inversión empresarial a ser recuperada en una lucrativa venta de reimpresiones? Ciertamente hay peligros en la publicidad farmacéutica de revistas y suplementos auspiciados, y es por ello que las revistas necesitan sistemas para evitar que la publicidad influya el contenido editorial. Pero la cruda realidad es que sin el patrocinio de los laboratorios muchas revistas no sobrevivirían.
Aun así, las revistas llegan tarde a un proceso de investigación que toma muchos años de planificación, ejecución e interpretación. El cuidado en la eliminación de la influencia de la industria y en la protección de los pacientes comienza en la etapa de planificación. Los comités de ética de la investigación tienen un papel vital en asegurar que los nuevos ensayos clínicos sean científicamente justificables. El desarrollo y la comercialización de medicamentos es una industria de miles de millones de dólares, donde los intereses financieros influyen en el diseño y la planificación de los ensayos clínicos. Muchos trucos pueden ser utilizados para proporcionar a los laboratorios los resultados que desean, incluyendo comparar el nuevo fármaco con un placebo en lugar de compararlo con un tratamiento estándar basado en evidencia, o comparar la nueva droga con un medicamento existente inadecuado o con una dosis muy baja de otra droga existente. Hay muchos estudios que apoyan estas preocupaciones. Una revisión sistemática realizada por investigadores norteamericanos encontró que los estudios patrocinados por las compañías farmacéuticas tienen una probabilidad cuatro veces mayor de tener resultados que favorecen al patrocinador que los estudios financiados por otras fuentes. 
Si bien estas estrategias afectan la atención a los pacientes, los laboratorios tienen muchas otras vías de influencia, incluyendo el financiamiento –a menudo en secreto– de organizaciones de pacientes, de compañías de relaciones públicas y lo más preocupante, de asociaciones médicas. Solo debes ver que laboratorio financia los congresos, reuniones, cenas y presentaciones que se llevan a cabo en los diferentes hoteles de Tegucigalpa mes a mes. Todos conocemos a más de un colega que no solo come él, también lleva a su esposa, sus hijos, y hasta la suegra a esas comidas. Yo personalmente puedo nombrar mínimo a cuatro médicos que no cenan en su casa cuatro días por semana. Estos métodos de influencia sobre los médicos ayudan a la industria a disfrazar su propio interés.
La industria farmacéutica es inmensamente poderosa. Es una de las industrias más rentables, es verdaderamente global, y está estrechamente conectada con políticos, cosa que todos sabemos. En comparación con ella, la medicina en Honduras es una víctima ingenua, ignorante y desorganizada. Una organización sin dirección, sin objetivo, sin unidad. Los médicos se han hecho dependientes de la industria de una manera que menoscaba su independencia y su capacidad para hacer lo mejor posible por sus pacientes. Las diferentes asociaciones médicas del país deberían abogar por una mayor distancia en las relaciones con la industria farmacéutica y promover una educación y fuentes de información independientes y adecuadas, y sin embargo... 
La Universidad, especialmente la Facultad de medicina debería promover una educación de calidad, convirtiendo estudiantes críticos, pensantes, que lean. Que entiendan que la verdad absoluta no se entrega en pláticas de 5, 10 o 15 minutos. 
Los médicos debemos entender que cada cena a la que asistimos no es grátis, que cada regalito recibido compromete su ética, su integridad y su decencia. Todos hemos oído decir pidámosle a (ponga aquí el nombre de su Laboratorio favorito), que nos regale (lo que usted guste pensar), y se molestan si la compañía no les cumple, ¿y con que amenazan? Con RECETAR LOS PRODUCTOS DE LA COMPETENCIA. Si bien esto es competencia de cada uno de nosotros y nuestro espíritu también es cierto que muchas veces no vemos el cielo porque damos por hecho que siempre está ahí. Que porque “todo el mundo lo hace” nosotros estamos obligados a hacerlo. 
Aboguemos por un gremio médico independiente, sé que para muchos es la única oportunidad que tienen en sus miserables vidas de visitar Europa, pero su ética, su integridad como persona y sobretodo la imagen ante sus pacientes es más importante que cualquier foto subida en Facebook con la torre de Pisa o la Estatua de la libertad de fondo. Ya es hora que hagamos un nuevo juramento hipocrático que prohíba la aceptación de dinero, regalos u hospitalidad. Estos son los pensamientos, que me han convertido en un soñador incómodo.

Consultas Electrónicas y la responsabilidad médica


“Estoy en la farmacia y no está el remedio, ¿qué hago?”, “No hay Nutrilón en el supermercado, ¿qué compro?”, “Tiene un cumpleaños, pero tiene fiebre, ¿lo llevo?”. En tiempos donde la tecnología interviene y facilita gran parte de la vida, las consultas médicas, sobre todo al pediatra y vía Whatsapp, no son la excepción. Desde fotos de pañales sucios, hasta audios con explicaciones con lujo de detalle de cada síntoma, los médicos reciben cada día consultas que en muchos casos resultan insólitas y no reconocen día ni horario.

Por eso, cada vez más, los médicos se preguntan por los límites que pueden o deben poner a estos padres –sobre todo a los primerizos– para no sobrecargarse de trabajo extraconsultorio.
Para muchos, este tipo de confianza para preguntar cualquier cosa o enviar cualquier foto se da por la cercanía que existe en el vínculo médico-paciente sobre todo pediatras, obstetras y clínicos, pero advierten que no es algo normal en otros países. Y que, contrario a lo que se pensaría, las nuevas generaciones de médicos se resisten más a este tipo de relación que los profesionales de más años.

Nadie niega que la tecnología es una herramienta muy útil, pero si no hay límites se termina consultando cosas que podrían resolverse usando el sentido común o consultando a un familiar. Mandan desde fotos de pañales hasta radiografías; pero en los casos que requieren de un diagnóstico, la importancia radica en que el médico logre direccionar esa consulta al consultorio o a un servicio de Emergencia de guardia.
Los médicos tenemos esto del sacerdocio, pero uno no está disponible 24 horas toda la semana para contestar. La sola disponibilidad del recurso no implica que hay que utilizarlo siempre. 
La actividad profesional ha cambiado radicalmente con las nuevas tecnologías. Sin duda, que la comunicación instantánea, y las redes sociales proveen a los profesionales liberales de herramientas invaluables para llegar a las masas.
Pero, a diferencia de las tecnologías, las leyes no evolucionan tan rápido. Y es necesario detenerse a reflexionar si las prácticas que los profesionales (médicos, abogados, y otros) estamos asumiendo están en conflicto con la ley.
Es por esto, que hoy analizaremos la legalidad de ciertas conductas que los médicos toman en el mundo moderno de la comunicación instantánea:

1- Consultas por Whatsapp.

Es muy común que un paciente, (el cliente) quiera comunicarse con su médico antes, o después de un tratamiento médico utilizando Whatsapp. Hay que reconocer que su uso está tan generalizado que es difícil asumir que alguien no usa esta red social.
Sin embargo, consultar por Whatsapp, tiene serias desventajas:
A) Puede comprometerse la responsabilidad civil médica.
Una de las consecuencias más importantes de atender una eventualidad médica por Whatsapp, es que el médico no puede ver al paciente. No puede auscultarlo, ni medir sus signos vitales, o percibir los síntomas que padece. Sino que está limitado a la esfera de lo “escrito”, y de lo “fotografiable” .
En este sentido, el médico deberá siempre dejarle claro al paciente que cualquier recomendación que le pueda dar es provisional, basada en lo que el paciente le está informando, y no puede ser interpretada como una consulta médica ni como un diagnostico.
Un diagnóstico dado por Whatsapp es nulo por muchas razones siendo la más importante la falta de verificación personal de los datos en base a los que se diagnóstica.
Prescribir medicamentos por Whatsapp es inconveniente para el médico, porque:
      1- No está dando una receta que el paciente pueda usar en la farmacia, 
      2- No tiene la historia clínica a mano, o no ha entrevistado al paciente para conocer más detalles 
          de su situación lo que podría influir en un error diagnóstico y en consecuencia una prescrip-
          ción errónea. Esto puede desencadenar una demanda por mala práctica médica.
Para evitar incurrir en esto:
Si un paciente lo aborda con la intención de que usted le dé un diagnóstico, o le prescriba un medicamento, (por inocua, sencilla, intrascendente que parezca la situación) lo legalmente correcto es limitarse a informarle al paciente:
-Si usted tiene una emergencia médica diríjase a la emergencia más cercana para ser diagnosticada y atendida por un médico.
-Si usted no tiene una emergencia médica, debe ir a nuestra consulta en horario regular para que podamos analizar su situación.
¿Qué dice la ley?
Las leyes que interesan ver en este tema son: La ley General de salud que establece los derechos de los médicos y pacientes. El Código de Ética Médico, y la ley Organica del Colegio Medico de Honduras
En resumen la lectura de estas leyes nos dan como conclusión que:
No existe un marco legal mediante el cual un médico pueda con seguridad diagnosticar, prescribir, recomendar, o realizar cualquier acto médico a través de una plataforma de comunicación instantánea sin que al mismo tiempo no incurra en la violación de sus obligaciones profesionales de prudencia y diligencia. Por lo cual, recomendamos, limitar las comunicaciones de Whatsapp de médicos a pacientes a aquellos asuntos puramente informativos.
B) Es contrario a la ética profesional y al derecho de cobro por servicios médicos.
El médico tiene derecho a cobrar por lo que sabe. Y la mayoría de las veces los pacientes quieren recibir diagnósticos y prescripciones médicas por Whatsapp con el fin de evitar ir a la consulta y pagarla. Lo cual, es contrario a las obligaciones del paciente las cuales son: 1- Seguir las recomendaciones del médico y 2- Pagar por sus servicios.

2- Promociones por redes sociales 
(Instagram, Facebook, Snapchat)

Otra de las conductas que podemos analizar en el mundo de las actuales redes sociales es la legalidad de las promociones que se realizan en las redes sociales, con fotos de pacientes pre y post operados, y con informaciones cortas sobre el objeto de la operación.
A) El uso de fotografías:
El uso de las fotografías de un paciente, está estrictamente prohibido por diversas leyes, bajo diferentes formulas, salvo en casos muy específicos.
Para que un médico pueda publicar en Instagram, Facebook, Snapchat, el resultado de su trabajo sobre otra persona con fines comerciales o publicitarios, debe solicitar una autorización expresa, por escrito, en la cual el paciente permita que el médico publique una o varias fotografías, las cuales el paciente tiene el derecho de elegir o descartar las que puede publicar, y limitar el tiempo o modo de uso de esta imagen.
El médico también deberá hacerle firmar al paciente, un descargo para el uso de la imagen, y una renuncia expresa de los derechos económicos que involucra el uso de imágenes de terceros para fines comerciales.
Nunca podrá publicar una imagen de una persona menor de edad. Ni podrá publicarla en detrimento de su dignidad. Ni podrá legalmente hacer uso de imágenes de personas que no han suscrito con él el consentimiento de uso de la imagen. Es decir, que no podrá usar imágenes de terceros.
B) La venta de servicios y la promoción:
Como todo proveedor de servicios los médicos deben observar la ley Orgánica del Colegio Médico  de Honduras que explicitamente define las características de la publicidad de los médicos colegiados, y las reglas que hay que cumplir para realizar una promoción de acuerdo a la ley.
Entre los elementos más importantes que debe cuidar el médico es no incurrir en 1- ) Retención dolosa de información, 2- ) Publicidad engañosa, o falsa que puedan comprometer su responsabilidad civil y penal.
Por ello es recomendable usar el sentido común y las habilidades de comunicación efectiva para expresar claramente a sus pacientes las limitaciones de dar consulta por medios electronicos.